Los líderes comen al final - reseña crítica

¿Por qué pocas personas aman su empleo? Quizás porque no muchos tienen la oportunidad de sentirse realmente valorados en su trabajo y que forman parte de algo más grande. 

¿Siempre quisiste volverte un líder y no sabías por dónde empezar? Si la respuesta es “sí”, “Los líderes comen al final”, de Simon Sinek es ideal para ti. ¡Vamos a ello!

La biología y el liderazgo

La biología ha evolucionado a lo largo de miles de años para ayudarnos a sobrevivir. Desde nuestros ancestros, las hormonas controlan nuestras emociones y comportamiento. Por lo tanto, es fundamental que entendamos estas cuatro:

• Endorfina: la hormona que disfraza el dolor.
• Dopamina: la hormona que nos ayuda a hacer cosas.
• Serotonina: la hormona del liderazgo.
• Oxitocina: la hormona del amor.

Simon llama a las dos primeras (endorfina y dopamina) las hormonas egoístas, y a las otras dos, hormonas altruistas.

Un ejemplo interesante citado por Sinek está relacionado con la dopamina. Ésta nos recompensa con una felicidad inmensa cada vez que completamos una tarea. ¿Te pones feliz cuando lees todos tus mensajes del buzón de entrada o cuando terminas una carrera? Sí, es el efecto de la dopamina.

Otras hormonas, como la serotonina y la oxitocina, afectan a nuestras vidas sociales, ayudándonos a relacionarnos con los demás. Mientras que las endorfinas disfrazan el cansancio y el dolor físico y logran engañarnos mentalmente para continuar, incluso después de grandes esfuerzos físicos.

Seguro que alguna vez has hecho ejercicio y, aunque te hayas sentido bien, al día siguiente te dolía todo el cuerpo. Si intentas recordar, verás que no te dolió durante el ejercicio. Esto se debe a la liberación de endorfina, que te permite aumentar tu desempeño.

La endorfina surgió para ayudar al hombre prehistórico a cazar, incluso cansado, y así lograr traer alimento para su tribu. Esta misma hormona hace que logres ir mucho más lejos de lo que imaginaste ser capaz.

Los comportamientos impulsados por las hormonas crearon el modelo de nuestra jerarquía social. En el ejemplo del hombre prehistórico, los individuos que traían más comida a sus tribus asumían las posiciones de liderazgo en el grupo. Los más débiles, por otro lado, quedaban relegados a papeles sin importancia. 

Si la endorfina y la dopamina desarrollan a los individuos más aptos para liderar, la oxitocina está más presente en los débiles. Estos tienden a tener un mayor sentimiento de respeto, admiración y devoción hacia los líderes.

Juntas, las cuatro hormonas moldean nuestros comportamientos. Las hormonas egoístas nos ayudan a hacer cosas y las altruistas nos ayudan a relacionarnos y colaborar mejor con los demás.

Endorfina y dopamina

Si conoces el papel de cada una de las hormonas, sabrás que éstas son las que permiten el progreso y nos ayudan a hacer las cosas. ¿Fantástico, no? No siempre. El problema es que muchas veces los líderes pasan a mandar infundiendo miedo, un modelo antiguo de gestión. 

Está comprobado que basar la motivación de la gente en el miedo trae malos resultados para el equipo. Además, esto libera dopamina en el cuerpo del “líder dictador”, haciendo que se sienta bien a costa de sus subordinados. Para empeorar las cosas, estas hormonas son altamente adictivas. ¡Cuidado con ellas!

Serotonina y oxitocina

Estos son los químicos que nos ayudan a sentir confianza y a ser parte de un grupo. Nos permiten trabajar sinérgicamente y con empatía. Estos beneficios necesitan ser usados cerca de nuestros liderados. No los obtendrás escondiéndote detrás de una computadora o unas planillas.

Necesitas estar ahí y ser parte del grupo, siempre cerca de la gente. Para poner estas hormonas a trabajar, necesitas motivarte y estar presente todo el tiempo. ¿Estás liderando? ¡Tu papel es crear una cultura! Si lideras un grupo de gente o eres administrador de una empresa, necesitas desarrollar tus habilidades de liderazgo.

Para liderar eficientemente, lo más importante que debes hacer es definir claramente la cultura y los valores de tu organización. La cultura es el sistema operativo a través del cual se toman las decisiones en los grupos y en las empresas. También es esencial para reclutar y retener nuevos miembros en el equipo.

En conclusión, la cultura debe ser la principal preocupación del líder.

Empatía, la clave del liderazgo

Para liderar efectivamente, es esencial que te importen tus subordinados y que quieras su bienestar. Tienes que tener un sentido de responsabilidad hacia ellos. Este sentimiento proviene de la empatía, de nuestra capacidad de colocarnos en el lugar del otro. 

Sin empatía, nos distanciamos de nuestros subordinados y podemos tomar decisiones que los perjudiquen, especialmente si mantenemos una relación más abstracta con ellos. 

Cuando esto sucede, empezamos a priorizar nuestros propios intereses en detrimento de los de los demás. Así, podemos llegar a tomar decisiones a costa de los demás, dañando la cultura de la organización.

Formar parte de un grupo nos ofrece un sentimiento de seguridad y la oportunidad de evolucionar como personas. De la misma forma, sentirnos solos y amenazados nos vuelve egoístas y nos hace perder nuestra empatía.

Mientras más distantes estamos de nuestros liderados, más propensos somos a deshumanizarlos y verlos como engranajes de una máquina. Lo correcto es siempre tratarlos como individuos que viven, respiran, piensan y tienen deseos y necesidades propias, nunca dejando que esa mecanización ocurra.

Cuando la gente sabe que sus líderes se preocupan por protegerlos, puede trabajar más duro y más concentrados, sin preocuparse por amenazas externas. Trata a tus empleados con respeto y dignidad y verás los resultados en cada dimensión de tu vida y de tu negocio.

Autonomía en el ambiente de trabajo

La gente necesita control y autonomía en su vida laboral. En una investigación realizada en 2011, uno de cada tres empleados en los Estados Unidos consideraba dejar su empleo. Este número prueba que muchas personas se quedan en las empresas solo por necesidades económicas o por miedo a no encontrar otro trabajo. 

¡No puedes dejar que eso suceda en tu empresa! Por eso, el ambiente de trabajo lo es todo. Si alientas y empoderas a las personas, ellos se quedarán no para sobrevivir, sino para prosperar. 

Nadie tiene el poder de cambiar a la gente, pero sí podemos cambiar el ambiente donde están. Si queremos personas más comprometidas que trabajen con ganas e inspiración, necesitamos enfocarnos menos en nosotros mismos. Es obligatorio crear un ambiente de trabajo que propicie esta prosperidad.

¿Eres adicto?

Si bien en el pasado la dopamina estuvo directamente relacionada con nuestra supervivencia, hoy está más relacionada con el desempeño que demostramos en nuestros ambientes laborales. Nos recompensa cuando somos más eficientes. Si eres un líder que no se relaciona cara a cara con su equipo y toma decisiones a corto plazo, puede que seas adicto a la dopamina.

Muchas empresas, cuando buscan mejorar su productividad, se olvidan de que el enfoque a largo plazo es esencial para lograr sus objetivos. Para evitar ser adicto a esta sensación de gratificación inmediata, es necesario equilibrar la dopamina con sus opuestos. 

Podemos lograrlo, por ejemplo, realizando un trabajo voluntario o tratando de estar más presentes físicamente con nuestros colegas de trabajo. La tecnología puede aislarnos de nuestros liderados, pero no podemos sucumbir a esa tendencia.

Crea lazos

Para ser un buen líder, lo más importante es poder crear lazos de confianza con los demás. Por eso debes desarrollar tu integridad. La gente necesita estar segura de que tomas en cuenta sus objetivos y retos antes de tomar una decisión.

Sabemos que los líderes son seres humanos y no esperamos que sean perfectos. Sin embargo, la honestidad y la proactividad a la hora de enfrentar sus errores y asumir sus responsabilidades son esenciales.

El sentimiento de seguridad es vital para que el grupo construya una relación basada en la honestidad y la confianza. Un líder tiene la oportunidad de definir un modelo a seguir por los demás a través de su integridad.

A partir del momento en que los líderes obtienen la confianza de sus seguidores, deben mantenerla construyendo lazos con ellos. Sea con trabajadores, clientes, colegas o rivales, es importante que un líder mantenga conexiones reales con la gente. Así, se mantendrá enfocado, honesto y entenderá las necesidades de los demás.

Todo es a largo plazo

Liderar a largo plazo es un modelo que trae beneficios para todos, pues las acciones a corto plazo tienden a no resolver los problemas aunque traigan gratificaciones inmediatas. Muchas veces los CEOs no permanecen mucho tiempo en sus empresas y no son admirados por sus subordinados.

Generalmente esto sucede porque lideran para lograr sus propios intereses y no para lograr los de sus liderados. Simon Sinek analiza dos modelos de CEO diferentes, basados en dos personas reales que dirigen empresas gigantes en Estados Unidos:

• Líder a corto plazo: Jack Welch, CEO de General Electric.
• Líder a largo plazo: Jeff Sinegal, CEO de Costco.

Sinek compara los beneficios económicos de las empresas y las variaciones de su valor en el mercado. Después, conecta los resultados con las decisiones tomadas por los líderes. Para él, General Electric cometió muchos errores de liderazgo, mientras Costco tomó el camino vencedor. Veamos cada uno con mayor profundidad.

General Electric, enfoque a corto plazo: sus ganancias fueron como una montaña rusa en el período analizado, con variaciones enormes. Cada año, Jack Welch despedía al 10% de los gerentes que había tenido peores resultados para garantizar los beneficios.

Sin embargo, este estilo era como lanzar los dados, donde lo que está en juego son las vidas de cientos de trabajadores. Para Sinek, eso no es un liderazgo eficaz, sino un ejemplo de un CEO adicto a la dopamina.

Costco, enfoque a largo plazo: mientras Welch se centraba en asustar a sus gerentes, Jeff Sinegal se preocupaba por aumentar el salario de sus empleados aunque Estados Unidos estaba en crisis. Siempre decía que, justamente, es en los peores momentos cuando es necesario enfocarse en los trabajadores y no en despedirlos.

Las acciones de Costco fueron (y todavía lo son) estables y previsibles. Muestran un progreso constante y prueban que el enfoque a largo plazo es el camino para un liderazgo eficaz y beneficioso.

¡Come al final, siempre!

Un líder debe crear una visión de futuro inspiradora para convencer a un grupo de personas a cumplirla. Aunque cada miembro tenga objetivos individuales, el grupo se une como un todo alrededor de un propósito coherente, gracias a la visión del líder. Sin embargo, es importante que el líder también tenga a la gente como su primera prioridad.

La mayoría de las personas piensan que un líder existe para ser servido. Pero la gran verdad es que, para liderar, es necesario servir a la gente, ayudarla a lograr sus objetivos, superar sus retos y desarrollarse. En tiempos de crisis, un líder usará todos sus recursos personales para el bien de la comunidad.

En los Fusileros Navales de los Estados Unidos, los miembros más antiguos siempre son los últimos en comer. Los líderes comen al final.

Una vez que logras colocar tus necesidades de lado y te enfocas en tu equipo, ellos mismos te reconocerán como un verdadero líder.

Liderar significa guiar a la gente en una dirección, dándole un propósito a su vida. Es necesario que los líderes sean los últimos de la fila para garantizar que cada seguidor llegue protegido al destino final.

Notas finales

Los grandes líderes saben que el liderazgo no se instituye, sino que es reconocido por sus seguidores. Para lograrlo, es necesario que el líder coloque los deseos de los demás por encima de los propios.

Para ser un líder verdadero, enfócate en las personas a largo plazo, y recuerda siempre: los líderes comen al final para garantizar que nunca le falte comida a sus liderados.

Consejo de 12min

Si quieres aprender sobre la importancia de volver a las personas más exitosas, si tu objetivo es crear relaciones realmente duraderas, tenemos el libro perfecto para ti:  “Nunca comas solo”, de Keith Ferrazzi. Léelo, no te arrepentirás.